La pandemia por COVID-19 nos ha traído varios cambios en nuestra rutina diaria, entre los que destacan el Home Office, que se ha convertido en una modalidad que ya lleva presente (para algunas empresas) más de 9 meses durante este 2020.
El proyecto que conoceremos a continuación es un claro ejemplo que separa el home office de nuestro hogar y vida personal. Esa fue el principal objetivo del Arquitecto canadiense, Randy Bens, el crear un espacio cómodo, en donde no solo se pudiera trabajar, atender a clientes y crear proyectos desde cero, sino que se convirtiera en un lugar personal y una zona de recreación para la sana convivencia y la proliferación de la creatividad.
Tras haber trabajado desde su casa durante un tiempo considerable, Bens decidió emprender un proyecto en el que, con apoyo de un contenedor de acero de grandes proporciones (40 pies de largo, 11.5 pies de ancho y 9.5 pies de altura), logró crear la oficina perfecta para él y sus colaboradores.
Y, a pesar de que la estructura rectangular era una característica inamovible del contenedor, supieron acondicionado tanto externa como internamente a sus necesidades. Mientras que el exterior fue fuertemente influido por las regulaciones oficiales de la ciudad, el interior fue renovado con múltiples ventanales para facilitar la entrada de luz, al mismo tiempo que fue preparado con una pequeña alacena, y estructuras de madera, como gabinetes y escritorios, todo siguiendo un concepto abierto y ergonómico.
Fue un contenedor que logró pasar de un espacio metálico e industrial a una oficina con un aire hogareño, un espacio con un toque completamente personal y distintivo que, no importa cuantas oficinas se creen a base de un contenedor, nunca habrán dos contenedores con el mismo toque y pasión.
Fuente de consulta: https://www.contemporist.com/architect-home-office-shipping-container/